Cuatro años después de enfrentarse involuntariamente a la mafia rusa,
Hutch sigue manteniendo con la organización criminal una deuda de 30
millones de dólares que trata de saldar poco a poco con una serie
interminable de golpes contra matones internacionales. Pese a disfrutar
como siempre de la faceta más trepidante y física de su «trabajo», Hutch
y su esposa Becca se sienten agotados y distanciados. Para intentar
remediarlo, deciden llevarse a sus hijos de escapada al mismo lugar al
que Hutch iba de vacaciones con su hermano Harry cuando eran pequeños. Sin embargo, pronto se ve en el punto de mira de varias personas peligrosas.


