Violeta está preparándose para dedicarse a su sueño: repartir regalos
entre los niños a los que se les caen los dientes, pero con su magia, en
lugar de juguetes fabulosos como el Ratoncito Pérez, lo único que
consigue hacer son… violetas. Y el examen anual de especialista en
regalos para niños a los que se les han caído los dientes está cada día
más cerca. Únicamente las hadas que aprueban el examen reciben la gema que les
permite entrar y salir del mundo humano para recoger los dientes de
leche y hacer magia para dejar un regalo. Por supuesto, Violeta suspende
el examen con estrépito. Pero Violeta no sería Violeta si suspender un
examen fuese a impedir que hiciera lo que tiene que hacer. Sin titubear
un segundo, se apodera de la misión y la gema de otra hada y se cuela en
el mundo de los humanos. Y así acaba en la nueva habitación de Maxie.